12 de febrero de 2008

Mírame, madre

Quiero que sepas, mientras pueda decirte.
Aprendí con tus lecciones. Incluso de tus errores... aprendí.

Sé de sacrificios.

Conozco el precio que se ha de pagar, por ser libre.
Supe perderlo todo.

Trabajé como tú, por recuperar la dignidad que el amor mal entendido roba.
Heredé tu vestido de soledades. Con él me disfrazo en carnaval, y con papelillos de colores en el pelo, me asomo al balcón para que el levante se los lleve.

Madre: voy a llamarte ahora.
Sé que estas enferma hoy, y charlaremos sobre la vida. Sobre mis hermanos. Sobre mi padre que se fue.
Oiré tus mismas historias, que aprendí ya de memoria… pero no importa.
Mírame, madre. En la mujer en la que me he convertido…

2 comentarios:

Pedro dijo...

Estas cosas no se hacen, Carmen.
Tocan demasiado el alma.
Ay.

Anónimo dijo...

cuéntale a tu madre, nadie te escuchara como ella ahora que perdió el miedo a la responsabilidad de que la niña se haga daño