22 de marzo de 2009

Alguien me pide que publique esta carta

Y no me puedo negar...
Dice que él se reconocerá a sí mismo, en cuanto la lea.
Yo no entiendo nada...
Pero ahí va:

"Querido Pedro:

Saliendo, poquito a poco, de una profunda depresión que me ha tenido sumida en el silencio, y consciente de que a las necesidades hay que prestarles atención, satisfaciéndolas (si se pudieran todas...) a capricho del ánimo (recién coloreado por la primavera), permíteme (por favor) saludarte.
Decirte que estas en ese mágico espacio virtual que me dibuja una perenne sonrisa en la boca.
Que tus letras me ponen la piel de gallina, para recordarme que estoy viva.
Que tu constancia es modelo de ejemplo, que a veces sigo, y a veces no.
Y que igual que la jodida mala suerte llama a la puerta, la bendita casualidad también, dando paso al privilegio de conectar con personas que van a ser un referente, un pilar, un algo... que no se identifica con ningún sustantivo conocido. Tampoco importa... Quizá esté aún por escribirse esa palabra que no encuentro...

Pero todo se andará...

Ya, ya lo sé... no te gustan los piropos... ni las alabanzas... ¡eres tan absurdamente perfeccionista! ¡y exigente contigo mismo!
¡Te fastidias!
Porque ahora que te dije todo esto... me siento mucho mejor.

Te envío desde el sur, miles de besos."