19 de enero de 2008

Año par... 2008

Este va a ser el año... es un año par, y le estoy echando un par...

He recogido, a estas alturas, el árbol, y el belén.
He desarmado entero el trastero.
He tirado muchas cosas inútiles, que no sirven para nada. Aún peor, nunca sirvieron.
Las bolas viejas se tiraron ellas solitas de cabeza al contenedor, locas por jubilarse.
Juguetes viejos, herramientas oxidadas, puzles incompletos, repuestos rotos, recuerdos absurdos... ahí apareció de todo. Tan sólo conservé un pequeño conejito amarillo que viene acompañando a cada primogénito de generación en generación, y que encontró un hueco entre las guirnaldas violetas de este año. Dos enormes sacos. Me ha sorprendido el tamaño del trastero, lo vi enorme.
Sé que no habrá próxima Navidad en este casa. Sé que este año, nos mudaremos mi hija y yo. Ambas lo deseamos desde hace tiempo.
Este año estoy superando muchas cosas, porque ya empiezo a notarlo.
Me he liberado de mucho peso, mucho. Ya no guardo rencor, ni culpa, ni angustia, ni desesperanza, ni timidez, ni compostura, ni reparos, ni recuerdos, ni complejos, Lo he desechado todo. Y me ha sorprendido igualmente, mi espacio.
El trastero ha quedado vacío. No voy a llenarlo porque sé que me iré.
Pero en mí, ha quedado un enorme hueco, hueco que ya empieza a llenarse de aire fresco, atrapando voraz nuevos sentimientos, sensaciones, necesidades, deseos, esperanza. El vacío succiona atrapando sólo aquello que filtra la razón, que selecciona el corazón, y que mi alma agrega, agrega, agrega...