24 de noviembre de 2010

El mar se burla


Cobras vida en el marLe susurró al oído una voz invisible.

Y se fue despojando de su ropa, avanzando hacia las olas. Acostumbrada al frío no sintió más que la embriagadora paz del regreso a casa. Se integró a  merced de la madre Mar. Se abandonó a la soledad de la playa, sumergiéndose en su azul de otoño, intenso y gris, tentador y sugerente.
Reconoció su hogar. Ahí permanecían aguardándola los corales rojos, que habían crecido tanto... La gran roca no se había movido un ápice y la cueva donde vivió su niñez había empequeñecido, quizás el liquen la había atrapado como a ella la vida humana, o los hongos, o quizás las algas. Las doradas, las herreras, los congrios, las mojarras, la gran morena que rondaba su cueva en leal guardia, un entorno que se iba acercando rápidamente dándole alcance. Cuando llegó a su cueva, en un instante todo oscureció… y en segundos una aterradora negrura la engulló.
Después, dicen que vería  una intensa luz blanca, que la devolvió a su estado humano, por última vez.

En memoria a Inmaculada. Se suicidó  hace ahora 15 años, ahogándose en el mar, por estas fechas. Sus familiares, amigos, y su pareja de entonces, nunca supieron las causas.
Para ninguno de ellos nada volvió a ser igual.