9 de febrero de 2008

Circulo de seguridad






Decidí soltarle en el bosque. Pasé por alto la señal de "prohibido el paso", y aunque el guardia de seguridad me miró extrañado, le sostuve la mirada. Como si hubiera vivido allí toda la vida, me colé en la zona restringida a los americanos de la Base de Rota.

Un bosque de pinos, acebos silvestres, brezo floreciente, y verde hierba alta... todo un espectáculo virgen a los ojos caramelo miel de mi cachorro.

Jugué con él a tirarle palos de madera seca, me subía a cada piedra enmusguecida, giraba alrededor de los pinos, y seguía mis pasos de cerca.

De repente, mientras me peleaba con el mp4 en busca de la banda sonora de "El gladiador", desapareció.

Durante varios minutos, eternos, no veía la punta de sus orejas, ni su rabo oscilante.

Recordé un truco que hace tiempo me enseñó un adiestrador de perros: alejate más, sal del círculo de seguridad que le vincula a tí. Él te buscará...

A contralevante, corrí como si me llevara el diablo. Mi olor debió quedar entre los pinos. Me escondí tras un grueso tronco y me agazapé contra el suelo. Cómo le ví, y cuanto aprendí.

Nervioso, corría en zig zag con la cabeza muy alta, las orejas hacia delante, el rabo tieso, y el viento me trajo su llanto de miedo. Por su bien, y por el mío, para no perderle nunca más, le dejé sufrir un poco.


-Lenko, ven!- grité por fin.


Galopando, con la lengua bailando al aire, se abalanzó sobre mí, gimiendo y lamiendo mi barbilla...

Desde aquel día, vamos al bosque, allí le suelto en libertad... pero sabe, que si se extralimita del círculo ... me puede perder. Él se siente libre. Y yo confío en él.

Así entiendo ahora las relaciones humanas. Los vínculos entre amantes... a ciertas edades...

Cada cual sabe el diámetro que debe dar a su círculo de confianza. Cada cual sabe qué pasaría, si se extralimitara.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mucho me temo que los animales son más listos que los humanos, saben medir o intuir más certeramente el diámetro de su círculo de confianza. Aunque como teoría no está mal, aplicado a las relaciones humanas, me gusta.
Ha sido un placer leerte.

Pedro Valdés dijo...

efectivamente, es una cuestión de espacio