9 de mayo de 2008

- Pide un deseo - y se cruzó de brazos, en espera de respuesta.
- Saber elegir cual pedirte, entre tantos como guardo - contesté rápidamente.
- ¿Todos son para ti?
- Ninguno
- Pide un deseo para ti - repitió impaciente.
- Saber elegir cual pedirte, entre tantos como guardo.

No me creyó, y volvió a perderse en los laberintos de las dudas.

6 comentarios:

Nikté dijo...

Preciso, hiriente, de lo más cotidiano

Pedro M. Martínez dijo...

Profundo, bello, maduro.

(algunos hombres solo procesamos respuestas sencillas. Y eso, de una en una. Paciencia)

Anónimo dijo...

Me cuelo, con todo el hocico.

Mmm... deseos... he mantenido discusiones sobre ellos, su nacimiento, crecimiento, educación, y muerte, o renacimiento, que yo creo que tienen alma de fénix.

Me has dejado meditabunda, me has traído a mi madre a la mente, dice que es egoísta, pero no sé de ningún deseo que sea para ella.

Un beso.

ybris dijo...

Entre tantos deseos, ninguno para ti.
Qué bien suena.
No es extraño que no te crean.
Yo sí.

Un beso fuerte y animoso.

Anónimo dijo...

No es que no te creyera.
Es que no te entendió.
Claro.
Eso sucede cuando se hablan idiomas distintos.

Miss_M dijo...

Qué cosa más sencilla y más bonita al mismo tiempo, Carmen.

No puedo creer que tu comentario se me perdiera entre los poquitos que hay, y no te haya contestado hasta ahora. No sé si nos conocemos, nos conoceremos, o quizá nos hayamos cruzado alguna que otra vez por la Bahía, pero desde luego espero seguir leyendo cosas tan bonitas como las que escribes.

Un besote,
~ Bel