Soplan aires de otoño,
refrescando calores que se resisten a marchar.
Cayeron las primeras gotas de lluvia,
Cayeron las primeras gotas de lluvia,
limpiando con pereza todo cuanto tocan.
Cayeron las primeras hojas,
aún sin dorar lo suficiente,
elevándose en el aire al capricho del viento sin horas, pretendiendo volar.
El mar se niega a ser turquesa.
Vistió sus galas grises y marrones
para no desentonar.
El verde ya no crece aprisa.
Pero esa enredadera
que germinó algo tardía,
trepa incesante.
Asciende y se fija.
Crece y se enreda.
Se asienta y se gira.
Me atrapa y me acerca.
Mi cuerpo a tu cuerpo.
Tu verde, a mi vera.
1 comentario:
Voy para allá a dejarte un comentario.
Besos.
Publicar un comentario